Salir del sueño desde el sueño
Fotografía E. de Juan |
Despiertan los órganos
Como si alguien hubiese pulsado
El resorte que los pone en marcha.
Acelerados e
iracundos
Parecen abismarse
Y preguntas:
¿Será esto el fin?
Nervioso te diriges al baño
E intentas exorcizar los demonios
Que en tu interior se devoran.
Parecen abismarse
Y preguntas:
¿Será esto el fin?
Nervioso te diriges al baño
E intentas exorcizar los demonios
Que en tu interior se devoran.
La náusea es
la antesala del tránsito, dices:
Esto es el trance final.
Esto es el trance final.
Salir del sueño desde el sueño I
Fotografía E. de Juan |
El
aire parece turbio
Como si un gigante de un soplo
Lo hubiese enmohecido.
Como si un gigante de un soplo
Lo hubiese enmohecido.
Salgo
del sueño desde el sueño
Mi cuerpo se debate
En una especie de agonía
Todo en él parece haber sido activado
Mediante convulsiones y espasmos,
Frío, ahora,
Luego, al instante,
Calor; más frío luego
Para ir al fuego.
Mi cuerpo se debate
En una especie de agonía
Todo en él parece haber sido activado
Mediante convulsiones y espasmos,
Frío, ahora,
Luego, al instante,
Calor; más frío luego
Para ir al fuego.
Febril
miro mis ojos
Que se escurren
Hacia abajo en la taza del váter
Donde un leve intento de vómito
Se descompone.
Que se escurren
Hacia abajo en la taza del váter
Donde un leve intento de vómito
Se descompone.
Salir del sueño desde el sueño II
Traficantes
de sueños
Prostitutas en la calle Montera
De Madrid al cielo
Por diez euros
En las esquinas
Jóvenes mujercitas
Hacen felaciones.
Prostitutas en la calle Montera
De Madrid al cielo
Por diez euros
En las esquinas
Jóvenes mujercitas
Hacen felaciones.
Calle
Montera
Prostitutas en la noche
Venta de oro
En el día.
Será por el sol que reluce como “El Dorado”.
Prostitutas en la noche
Venta de oro
En el día.
Será por el sol que reluce como “El Dorado”.
Las cucharas
afiladas
las nalgas embutidas
en medias-pantalón
las nalgas embutidas
en medias-pantalón
Prietos culos,
tetas duras mirando al cielo
De Madrid.
De Madrid.
Proxenetas
en las esquinas trafican
Con cuerpos primaverales
Retoños que caen al suelo desde el cielo
Con cuerpos primaverales
Retoños que caen al suelo desde el cielo
De Madrid
Sin que
Mestre los delate
Mientras Henry Miller
Se debate
En su Trópico de Cáncer.
Mientras Henry Miller
Se debate
En su Trópico de Cáncer.
Las
cigarreras ya no venden cigarrillos
Venden oro en las mañanas
Por la noches felan bastos,
Mirando al suelo
de Madrid
Sin llegar jamás al cielo.
Venden oro en las mañanas
Por la noches felan bastos,
Mirando al suelo
de Madrid
Sin llegar jamás al cielo.
Salir del sueño desde el sueño III
Henry Miller
se debate
En el Trópico de Cáncer
la señora radiofónica
Parece haber secuestrado
A su interlocutor
Porque no lo deja hablar.
En el Trópico de Cáncer
la señora radiofónica
Parece haber secuestrado
A su interlocutor
Porque no lo deja hablar.
El día se
olvida
y la cantante
no se digna a decir esta boca es mía
quiero que la beses para ti.
y la cantante
no se digna a decir esta boca es mía
quiero que la beses para ti.
El aire está
envenenado
Me sangra la nariz
Las cervezas cremosas
Caen del barril sobre brillantes ojos de cristal
En La Inquilina los relojes hace tiempo
decidieron detener el tiempo.
Me sangra la nariz
Las cervezas cremosas
Caen del barril sobre brillantes ojos de cristal
En La Inquilina los relojes hace tiempo
decidieron detener el tiempo.
Salir del sueño desde el sueño IV
No tengo
tiempo
ni para perderlo ni para encontrarlo
El egotista lame sus heridas
no deja que las otras lenguas
laman otras yagas.
¡Ay egotista, ay, el gran egotista del mundo!
ni para perderlo ni para encontrarlo
El egotista lame sus heridas
no deja que las otras lenguas
laman otras yagas.
¡Ay egotista, ay, el gran egotista del mundo!
Bajan por la rambla del mundo
los egotistas
para robar las palabras
y secuestrar las lenguas.
La tierra resurge
bajo el manto de hormigón
en un rincón de alguna ciudad del mundo
alguien acaba de matar a su prójimo.
¡Ay egotista,
ay el gran egotista no deja soñar!
Hay una mujer, desnuda, en el pasillo
Hay una
mujer desnuda en el pasillo,
Cuando me cruzo con ella
-por el simple hecho
de que los cuerpos que
En sentido contrario caminan,
hacen eso: se cruzan-,
Solo la esencia
De la profundidad
De sus cristalinos queda.
Cuando me cruzo con ella
-por el simple hecho
de que los cuerpos que
En sentido contrario caminan,
hacen eso: se cruzan-,
Solo la esencia
De la profundidad
De sus cristalinos queda.
No queda
otra cosa
que esa esencia
mientras yo, aturdido,
miro por encima
de la tapia de un cementerio
crecer, dentro,
las olas en los muertos.
que esa esencia
mientras yo, aturdido,
miro por encima
de la tapia de un cementerio
crecer, dentro,
las olas en los muertos.
Hay una
mujer desnuda en el pasillo
pero de su paso
en nuestro cruce
solo queda la esencia
como una frecuencia
que eternamente
vagará por el infinito
de sus profundos ojos
que me observan
desde el lugar lejano en el que habitan.
pero de su paso
en nuestro cruce
solo queda la esencia
como una frecuencia
que eternamente
vagará por el infinito
de sus profundos ojos
que me observan
desde el lugar lejano en el que habitan.
Hay una
mujer en el pasillo, desnuda,
como venida al mundo
por vez primera,
una mujer que me sueña
haciendo de mi presencia
el sueño de millones
de galápagos,
como si la nada
fuera el único fin
que los moviliza
allá en las playas
para emprender el regreso.
como venida al mundo
por vez primera,
una mujer que me sueña
haciendo de mi presencia
el sueño de millones
de galápagos,
como si la nada
fuera el único fin
que los moviliza
allá en las playas
para emprender el regreso.
Poemas incluidos en el poemario Enredos salvajes en las olas encrespadas de tu vientre, de Salvador Moreno Valencia que en breve podréis bajar en Internet, totalmente gratis.
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