Letras tu revista literaria

lunes, 28 de agosto de 2006

Oh! Así!

Oh! Así!

Las arenas del desierto, ese desierto azul y solitario que veo desde la ventana de mi alma, se mueven con los vientos cálidos que vienen de tus ojos. Y me miras con esos inocentes y profundos espejos del sueño, de esos sueños que son mis arenas movedizas.
Las palmeras en el oasis de tu cuerpo me cobijan en las horas aciagas de mis deseos. Corre el agua de la fuente de tus besos por mi garganta reseca, yerta y polvorienta de este largo camino que es mi vida, donde he perdido tantas veces el sabor fresco de unos labios como los tuyos y donde el miedo a volver a perderlos hace que ni siquiera pretenda besarlos. Me tumbo en la arena caliente del desierto de la vida y miro las estrellas que brillan como tus ojos cuando me miran y tu boca es nuevamente manantial de agua limpia y pura. Sólo un sorbo de tus labios me hará sentir ese alivio y tu agua bajará por mi garganta seca y sentiré la frescura de tus pechos como dos montes nevados. Y ésta soledad se romperá en tu vulva, en tu infinito triángulo y en ese profundo y misterioso abismo que es el principio y el fin de los días.
© Salvador Moreno Valencia