Letras tu revista literaria

viernes, 24 de octubre de 2008

Humo de cigarrillos



Ella le sostuvo la mirada, pero él se disipó en la bocanada de humo de su cigarro como meditando lo que iba a decir, y antes de que pusiera en el aire una sola sílaba ella puso su dedo índice sobre los labios de él, que se decidían a cumplir la orden del cerebro para hablar; suavemente, primero, ella, hizo presión sobre los carnosos bordes nacarados de él, para ir presionando con más fuerza, mientras con la mano derecha le cogía los testículos para retorcérselos sin misericordia alguna.
Luego, él, tumbado sobre el suelo mojado, pudo oír el sonido que los tacones dejaban en el eco de aquel infesto callejón sin salida…