Letras tu revista literaria

viernes, 15 de junio de 2012

De la estulticia



 Ahora que sé
como lo hizo Brecht
soy como un galápago
en medio de un inmenso océano
buscando una isla
donde enterrar sus huevos.
Yo entierro mi vómito
pero ¿quién soy yo para enterrar nada?

No soy un dogmático, ni un retórico, ni un demagogo
soy simplemente un hombre
Que soporta el tedio
de reuniones donde se dan cita
la estulticia, la ignorancia y la vacuidad.
Tres poderosas hermanas para estupidizar al hombre.
Pero ¿quién soy yo para cuestionar sus actos?
Nadie, nada más que un hombre.

La única forma de soportar
esas tediosas fiestas
es uniéndome a Baco, libando
mientras oigo cómo esos seres
hacen acopio de la lista
de objetos inútiles recientemente adquiridos.

Ellas lucen trajes relucientes
mientras sueñan con un Efebo
con el que fornicar con
pasión pornográfica
a la que no acostumbran
a someter a sus fieles maridos:
mascotas domesticadas.

Bebo y me extasío
no necesito demostrar nada
afirman que soy un tipo raro
quizás desconozcan la palabra...

Si intentas penetrar
más allá de sus cáscaras
no hallarás sino
gusanos como en una castaña podrida.

A pesar de todo los admiro
los aprecio, y siento, en el fondo,
cierta compasión por ellos,
por ellas, además de compasión,
siento deseos de poseerlas
hasta caer exhausto
sobre sus prominentes montes venusianos.

Incomprendido
emprendo la huida:
allá, lejos
de
todo
ese
ruido
mi cabeza
parece mucho
más
segura
alejada de la estulticia.