Letras tu revista literaria

sábado, 28 de diciembre de 2013

Ahora que no escribo

Autor Salvador Moreno Valencia
Escrito en Fuengirola el año 2012



Ahora que no escribo y que hago preguntas, muchas veces estúpidas, ahora que no escribo porque se me fue la musa a algún lugar en donde ya no vivo, ahora, ahora que no escribo como antes de la hora cero, ni como desde que estuve en el punto cero, ahora que no escribo con los puntos y comas necesarios ni las comas y puntos necesarios, ahora, ahora que no escribo para aplacar mi ególatra identidad de prepotente señorito de cortijo como cuando fui a leer los versos que no escribí y me dieron una mano de cal sobre la pared llena de agujeros que parecían balas, ahora, ahora que no sé si escribo o escriben las palabras por mi boca dedos lenguas leguas de un viaje submarino que nunca terminé porque me quemaron las hojas de mi hereje corazón en un campo de batalla donde el siete era un número de la mala suerte, ahora, ahora que no escribo para satisfacer mi YO supino como una bestia, ahora que no escribo porque ya no queda a nadie a quien conquistar ni morena ni rubia ni gorda ni flaca ni gata ni gato, ahora que no escribo porque las horas se han ido difuminando en el dibujo de la tarde, en ese esbozo de una mano que ase el lápiz y suavemente lo agita para construir ante mis ojos un mundo que puede que sea más real que este en el que habito como un monje, como un misántropo, ahora que no escribo como antes de las diez novelas negras y de terror que nunca escribí y que nunca escribiré, ahora, ahora que me faltan puntos y comas para aderezar este guiso de fantasía e imaginación que ya no cocino como antes ante el fuego del hogar donde brilla el fuego sin control, ahora, ahora que los ellos y las ellas y los nosotros y los vosotros, y las vosotras y nosotras no me dais golpecitos en la espalda porque ya no tengo nada que ofreceros a cambio del amor de la secta, ahora, ahora que no escribo, que dejé de fumar en papel y cigarrillos ya no lío como si la vida me fuera en ello, ahora que no escribo tus señas en las cartas que tampoco te envíe y que nunca recibirás, ahora, ahora que no escribo y suena la noche con su llanto lastimero o con sus sonidos de jungla donde se pierden las drogas de diseño, ahora, ahora que no escribo que dejé de beber y ya no tengo días ni de vino ni de rosas, ahora, ahora que no escribo como cuando era ese pánfilo pardillo que creía que escribir, que el acto de escribir me iba a consagrar como un NO idiota más, ahora, ahora que no escribo, que quizá necesito hacerlo, ahora; que me han vuelto los puntos y comas, las comas y los puntos y las musas se han sentado frente a mí a la mesa y un dios que dice llamarse Baco me sirve el vino, el mejor de todos los vinos, la sangre de su sangre, ahora, ahora que no escribo y todo fluye como en un tobogán donde los niños se ríen sin pausa ajenos al mundo de los mayores, ahora que me salen las palabras por la boca a borbotones como géiseres y lamen las turbias aguas del cielo, ahora, ahora que no escribo al Amor porque se fue con ella bajo la lluvia, mientras yo quedé varado en la parada de un bus que nunca salió y que quizás nunca pasará por aquí, ahora que los verbos parecen soldados dispuestos a la batalla tras la derrota en pos de una victoria, de una victoria o de la muerte que quizá sea la única victoria, ahora, ahora que no escribo… 




viernes, 29 de noviembre de 2013

Entrevista al escritor y editor Salvador Moreno Valencia

"Alvaeno Ediciones busca a los lectores de la literatura de culto"
El editor y escritor Salvador Moreno Valencia tiene definido el objetivo principal de su sello literario Alvaeno Ediciones: "No interesan libros que hagan pensar al lector". En esta entrevista surgen temas como la alternativa que en un momento representó la editorial Anagrama; la situación de incomunicación entre escritores de América Latina y España; la saturación de la literatura de entretenimiento y la búsqueda de un nuevo puente literario entre América y Europa.

http://www.todoliteratura.es/entrevistasliteratura/literatura/america-latina/alvaeno-ediciones/salvador-moreno-valencia/2988

viernes, 15 de noviembre de 2013

¡Calla!, que el tiempo está dormido





He visto jugar a los cíclopes
he oído cantar a las ranas
bajo el mismo cielo
estrellado,
donde dormitaba el tiempo
esperando ser despertado
por los rosados dedos de Aurora.


Letanía de cuchillos oxidados…

Por las madrugadas, salgo al jardín, y allí, vienen a recibirme las deidades de otros tiempos, 
he despertado como el que despierta de una pesadilla: al fondo del escenario los mediocres afilan sus navajas...

Escrito por Pierre Colline en un arrebato con el arma afilada, el machete entre los dientes para acometer el camino en esta jungla humana que nos llevará al precipicio... 

viernes, 20 de septiembre de 2013

Ya lo llevan a enterrar


Se inició ya el velatorio
cinco letras lo custodiarán
cinco letras lo velarán.

Cinco letras lo mataron
cinco letras lo enterraron.

Como buen observador,
aquí les voy a contar
qué hicieron aquellas letras.

Comencemos por la H
que conquistara a un buen hombre,
cayendo éste,
inmediatamente a sus pies,
y en poco tiempo
también
padre lo hizo
H a su vez.

H interpretó su papel
de fiel amada y buena madre
en escenarios, escaparates y saraos;
pero nadie sospechaba que,
como buena LL que era,
doble vida ésta llevaba.

Un amante mostraría,
a la vuelta de la esquina,
con el que se llevaba viendo
ya algunas días,
siempre en secreto y a escondidas.

Es bien sabido que las mentiras
tienen las patas muy cortas
y al fin todo a la luz saldría.

Pero no han de preocuparse
los lectores de esto engendro
de seudo poema sonetero
que nada de esto ocurrió
por ser todo ello
producto de la imaginación
del autor.

Escrito a las 06:00 de la madrugada de un domingo entre tequila y marihuana, recordando a una gata de ojos azules que conquistara años atrás, una tal poeta venido a menos, con un buen plato de lentejas y unos tragos de rojo vino de su tierra, sin saber que aquella gata, algún día, le partiría el corazón.


Autor: Boris Renomo Lecvacina (Croacia 1987)

viernes, 13 de septiembre de 2013

Cómo duele el desamor


Me dices que deje de escribirte
que no te envíe más emails
ni esemeeses, ni wasats,
y para evitarlo me has bloqueado
de todas estas formas de incomunicación
de hoy.

Me dices que no te declare mi amor
que te deje, que todo se acabó.

Me dices que deje
de enviarte fotos de nuestro pasado
feliz.

Me dices que deje de enviarte fotos
en las que aparecemos
mirándonos
a los ojos
como locos enamorados.

Me dices que deje
de mostrarte cualquier
prueba de aquello que un día fue amor.

Me dices, me dices
que ya no me amas
que todo acabó.

Me dices, me dices,
pero desde hace algún tiempo
no te atreves a mirarme a los ojos.

Me dices, me dices
que aquel amor ya se acabó,
me dices, me dices,
pero sigues sin poder
mirarme a los ojos…

Escrito en la barra de un bar a cierta hora intempestiva de la madrugada mientras una mujer, al fondo, lloraba desconsolada porque su amor, como el mío, también se había ido a la China.


viernes, 30 de agosto de 2013

Belleza sin nombre

Belleza sin nombre



Belleza sin nombre
pero perfecta y única…
Rosalía de Castro
Felicidad aunque sé
que existes
y no eres vano sueño:
¿no he de volver
a hallarte,
en el cielo,
en la tierra,
ni en el aire?

Belleza sin nombre
pero perfecta y única
¿no serás tú
al fin
el ángel que espero eternamente?


Poema basado en el poema “Yo no sé lo que busco” de Rosalía de Castro.

viernes, 23 de agosto de 2013

Soledad que acechas…

Fotografía de E. de Juan

I
Garras afiladas;
soledad incierta
garabateada sin voluntad propia.

Cercenaron los cuchillos
el tiempo en compañía vivido
y quemaron Las Parcas
el corazón que anhelaba seguir siendo amado.

Un solo hombre, es,
simplemente,
un hombre solo:
Ante la noche.
Ante el día.
Ante el tiempo.
Ante la vida.
Ante la muerte.

Un solo hombre es,
simple o complejamente:
Un hombre solo.

II
Viene crepitando la luz
y la bruma marítima
se alza
ocultándome tu bello mascarón:
sobre la proa de mis sueños.

III
En el laberinto de arena
caen los toros de la noche.

Sobre la arena
laberíntica de tus ojos
que brotaron como amapolas rojas
los toros de la noche
braman la muerte
de nuestro amor.

IV
Si voy
no sé hacia dónde.
Si vas
no sabes hacia dónde.
Si vamos juntos, quizás aprendamos el camino.

V
Una bicicleta de niña
azul y blanca
dos perros callejeros
una gato blanco
y los toros negros de la noche
acechando con sus bramidos
como puñales afilados.

VI
Cemento, hierro
y navajas afiladamente
azules.
Transeúntes pasan
como gotas de un río
hace tiempo desaparecido.

VII
La tarde es el momento
donde encaja la mortaja
del mundo en este esqueleto
que cree, vanidosamente, ser alguien.

La cosecha descansa
sobre la era del tiempo
para abrazar el olvido.

Escrito en las páginas en blanco de un poemario de Antonio Machado, en al año 2010, por Salvador Moreno Valencia.