Letras tu revista literaria

viernes, 17 de febrero de 2012

Las musas en el aire

Fotografía E. de Juan


Por aquí refugiado en la torre a lo Montaigne

dejé la organización de recitales y ferias,

ahora me dedico a la vida contemplativa

algo misántropo, y con pocas ganas de alternar

en saraos literarios y demás parafernalia.



De Lara, la asturiana de Cádiz no sé nada,

llevo tiempo sin tener noticias suyas

parece que se la ha tragado la tierra,

de momento.



A Madrid me gustaría ir en julio

que tengo vacaciones de familia,

ésta se marcha a Legoland,

y yo quedo a la deriva del tiempo

para mí solo.



¡Ah Silvina!, mi gran musa,

mi gran amor platónico,

siempre tan bella y radiante.



Echo de menos los días de Madrid

con sus ruidos y locuras,

en fin, que ahora escucho pájaros

en el jardín, leo, leo, y escribo poco

para bien de la necedad, y la ignorancia

que son las que gobiernan el mundo.



Me quedo con Dostoievski

cuando dice:



“No he conseguido nada, ni siquiera ser un malvado;

no he conseguido ser guapo, ni perverso;

ni un canalla, ni un héroe…,

ni siquiera un mísero insecto.

Y ahora termino mi existencia en mi rincón,

donde trato lamentablemente de consolarme

(aunque sin éxito)

diciéndome que un hombre inteligente

no consigue nunca llegar a ser nada

y que sólo el imbécil triunfa.

Sí, señores, el hombre del siglo XIX

tiene el deber de estar esencialmente despojado de carácter;

está moralmente obligado a ello.

El hombre de carácter, el hombre de acción,

es un ser de espíritu mediocre.

Tal es el convencimiento que he adquirido en mis cuarenta años de existencia.”


 Del poemario Cuadernos de la huida, de Salvador Moreno Valencia.