Era el calor, si duda, la causa de su desmayo. Bebió un largo trago de agua helada; dos lágrimas surcaron su faz arañada de surcos; un frío intenso bajó por su esófago y fue a regurgitar en el infierno de su estómago, dos gotas gemelas recorrieron el vertiginoso abismo para ir a caer sobre unos bellos pies, pero estos no eran los suyos...
No hay comentarios:
Publicar un comentario